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El boom de la economía colaborativa

Cada vez es más fácil viajar en modo low cost y una de las razones es por el crecimiento exponencial de la economía colaborativa, un término que está recientemente de moda entre los economistas y políticos. Se trata de empresas que el bien y/o servicio que prestan no es de su propiedad, sino de particulares poniéndolos en contacto, a través de plataformas online, con otros particulares que necesitan de ese bien y/o servicio. A cambio, la empresa recibe un tanto por ciento por los gastos y la gestión de este intercambio. En resumen, son compañías que convierten a los ciudadanos en trabajadores y pequeños emprendedores.


Una de las empresas que reflejan este modelo emergente de economía y que más ha revolucionado el mundo del turismo es Airbnb. Esta compañía se dedica a poner en contacto a particulares con turistas, y cuenta con una gran oferta de habitaciones y demanda de turistas en las ciudades más visitadas del mundo. La plataforma, por cada cliente que paga por avanzado al propietario de la habitación o piso, se lleva un 15% de las ganancias. Cada vez crece más la empresa y su actividad, ya que actualmente tiene 100 millones de clientes y solo en Barcelona, tiene 23000 anuncios de habitaciones en alquiler.


En muchos barrios de Barcelona esta práctica ha provocado mucho revuelo ente los vecinos y los propietarios de los edificios o pisos turísticos, ya que culpan a este tipo de prácticas a la subida generalizada de los alquileres tradicionales. A raíz de las protestas, hace dos años que está prohibido en la capital catalana autorizarse más pisos turísticos, estancándose así las licencias otorgadas con un total de 9600. Aún con este límite legal establecido, este último año Airbnb ha aumentado la oferta un 40% en esta ciudad y tiene el doble de anuncios de habitaciones permitido, ya que existen muchos pisos con dos o más anuncios.


Con este tipo de prácticas, ni los Ayuntamientos ni el Estado ganan porqué los hoteles sí que pagan impuestos pero esta transacción, al hacerse entre particulares, no tiene repercusión alguna. Los impuestos que paga la plataforma son muy bajos comparado con las tasas requeridas a hoteles o edificios destinados legalmente a este mismo fin.


Uber / Imagen: Google Imagenes

Otra de las plataformas que es clave en el sector del turismo es Uber. Esta empresa, que se fundó en 2009, fue la primera denominada como economía colaborativa. Su actividad se basa en ofrecer a sus clientes, a través de una aplicación móvil, una red de transporte privado y conecta a los conductores con sitio en el coche con pasajeros que quieren ir al mismo destino. El objetivo es el mismo, la empresa no ofrece ningún bien suyo, sino el de particulares. Actualmente actúa en 500 ciudades de 80 países y transporta a más de 50 millones de pasajeros al año.


Uno de los colectivos que están en contra de esta plataforma que no para de crecer son los taxistas porque ofrecen el mismo servicio pero ellos pagan impuestos, licencias y aseguradoras y los propietarios de los vehículos de Uber, por el contrario, no. A demás, cada vez, tanto los turistas como la gente que necesita desplazarse, utilizan esta aplicación ya que el tiempo de espera es menor y es casi la mitad de precio que el de un taxi.


Por lo tanto, estamos delante de un escenario en que las plataformas, la tecnología y la innovación avanzan mucho más rápido que las regulaciones impuestas por los políticos. No hay normas ni leyes que emparen estas empresas porque, sin duda, ayuda a un crecimiento económico y a un equilibrio de la población.

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