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Tras habernos leído ya más de la mitad libro y parecer que solamente hemos asistido a una lección de historia de la economía mundial, nos damos cuenta que ya comprendemos la base de la economía y sus conceptos clave; burbuja, contrato de futuros, crisis, inversión, valor, precio, rentabilidad, especulación, etc.

 

Después del análisis histórico de los años más trágicos (económicamente hablando), Trías de Bas define con diez características como es esa persona a quien la burbuja le ha explotado en la cara a causa de “mal-invertir”. Con un tono irónico, que puede llegar al del insulto, el autor califica a toda la gente a la cual la crisis económica ha golpeado como enfermas de “El síndrome del Necio”. Necio según la RAE es alguien que ignora algo que podría saber o haber sabido y como dice Machado “solo un necio confunde valor con precio”. El autor repite varias veces durante el ensayo que su objetivo no es ofender a nadie pero que es el adjetivo que más se adecua al tipo de gente que es capaz de invertir ciegamente sin un análisis previo de la situación.

 

Una de las características que tiene este ensayo es la facilidad con la que Trías de Bes explica los términos que pueden parecer, de primeras, más complejos. Utiliza muchísimas analogías y ejemplifica situaciones para que el lector no pierda el hilo. Una de ellas, y quizá la más importante, es la de la cooperativa de las familias de Washington, propuesta por Paul Krugman.

 

Consiste en diez familias que quieren salir de fiesta, al teatro y a cenar pero tienen hijos y necesitan dejarlos a cargo de alguien esas noches. Se crea, pues, un “mercado” en el cual cada familia recibe 20 cupones y se intercambian, en primer momento, noches de canguro por cupón. A raíz de diferentes factores, finalmente se crea una gran burbuja que acaba explotando y, de esta manera, el autor explica los cinco grados de las burbujas hasta que se pasa de la especulación financiera a la recesión económica, es decir, nuestra situación actual.

 

Trías de Bes ha hablado del pasado, nos ha contado qué sucede en el presente con la recesión económica (teniendo en cuenta que este ensayo fue publicado en 2008) y, no es menos que también especule con el futuro. Dedica el capítulo final a resolver las preguntas como: ¿A dónde ha ido a parar el dinero de la especulación? ¿Qué supondrá esta crisis? ¿Cuándo acabará? ¿Dónde están las responsabilidades? Y ¿Qué hemos aprendido?

 

Y cómo dice el filósofo y matemático Ludwing Wittgenstein “aunque todas las posibles preguntas de la ciencia recibiesen respuesta, ni siquiera rozarían los verdaderos problemas de nuestra vida” y tiene razón. No podemos prever una burbuja porque las burbujas son irracionales y “la economía es el resultado de la acción humana y los humanos, que a priori somos seres racionales, actuamos a veces como si no lo fuéramos” (Trías de Bes; 2008), y es por eso que alguien es capaz de vender su casa por un tulipán.

 

Tras leer el libro llegamos a la conclusión de que el dinero, que parece el culpable de todos los males, no es la causa de nuestros problemas, sino la “mala” necesidad de quienes lo utilizamos. No tenemos en cuenta que el precio es un valor subjetivo y que cambia según la percepción que tienen las personas sobre cada activo.

 

Una de las carencias que tiene el ensayo es que no contextualiza políticamente al lector y deja las decisiones políticas a parte a pesar de que sean las que marcan un antes y un después. Realmente el problema de las burbujas no proviene de la ausencia de una regulación por parte de los que están arriba, sino de una regulación mal hecha que se nombra a pincelazos. La economía hay que verla a largo plazo y uno de los problemas que hay hoy en día (o no, depende de cómo se mire) es que cada cuatro años los que están ahí arriba cambian y no toman decisiones más allá que a corto plazo. Sin unas decisiones fijas y una regulación que abarque más de cuatro años no se puede frenar una burbuja, ni se pueden evitar las consecuencias, que no solo acaban afectando a los necios, sino a toda la población.

 

Y finalmente, como mujer, no puedo pasar por alto que cada uno de los ejemplos y analogías del ensayo sean protagonizados por hombres, ya sean banqueros, necios, inversores o especuladores. La mujer solo se nombra cuando acompaña a un hombre o cuando lo espera en casa. Tengo la fe que si este libro se publicara hoy en día, casi 10 años después, las mujeres también tendrían un papel protagonista ya sea porque son necias o porque están detrás de una mesa dando créditos a diestro y siniestro ayudando a provocar una burbuja que acabará explotando. La economía no entiende de géneros y recordemos, las burbujas siempre explotan.

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Carla Puig

El hombre que cambió su casa por un tulipán

Con solo leer el título ya nos planteamos el por qué alguien racional sería capaz de vender su casa por un tulipán. Esta es una de las cientos de preguntas que resuelve el ensayo en forma de libro de Fernando Trías de Bes: El hombre que cambió su casa por un tulipán.

 

En las primeras líneas ya quiere dar por sentado que este ensayo no trata de dar las claves para superar una crisis económica ni financiera, sino de cómo prevenir, des del punto de vista individual, entrar en una burbuja que acabará explotando tarde o temprano. Porqué sí, las burbujas siempre explotan.  

 

Una de las tesis que el autor repite en todos los capítulos es que la Historia es la base del presente y la clave del futuro, así que tenemos que aprender de ella para poder saber qué sucede y qué sucederá. Por lo tanto, en la primera parte del libro, explica brevemente, pero con todos los detalles necesarios, las cinco mayores burbujas de la historia en orden cronológico y de complejidad; la fiebre de los tulipanes en Holanda  (1636-1637),  la burbuja de los Mares del Sur en Inglaterra (1711-1720), el crac del 1929 en Estados Unidos, los años noventa en Japón y la reciente crisis subprime (2006 – ?).

 

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