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Entre viento y jubilados


Fachada Bolsa de Barcelona | Fuente:web oficial

Ya dijo el lunes Tomàs Molina que estábamos en riesgo por fuertes vientos durante los próximos días y sino, pregúntaselo a las cuatro banderas que ondean en el número 19 de la calle más glamurosa de Barcelona. Entre las grandes maravillas de Amancio Ortega, la sucursal de Banco Popular, la tienda oficial del Futbol Club Barcelona y delante de un quiosco patrocinado por el Periódico, se encuentra un edificio marrón de seis plantas con un enorme rótulo encima de sus cuatro puertas vigiladas por dos seguratas de Prosegur: la Bolsa de Barcelona.


Con este nombre nos vienen a la cabeza la típicas películas como “El lobo de Wall Street” de DiCaprio o “Rogue Trader” protagonizada por Edwan McGregor y, obviamente, sus escenas con aglomeraciones de hombres (sí, hombres) delante de las pantallas llenas de números, valores, índices y gráficos mientras compran y venden acciones emocionados y nerviosos a la vez. Pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. En Barcelona la exaltación y la gente brillan por su ausencia.


Lo que sí que hay son pantallas. En la primera de ellas, situada encima de la puerta y dando la espalda al Paseo de Gracia, se encuentran las noticias económicas con mayor relevancia, actualizadas al minuto y proporcionadas por la agencia Reuters, así como la cotización del Ibex 35 y los indicadores internacionales como el Nikkei o el Eurostop 50.


Por cierto, el Ibex35 perdía, a las 12:47 h del martes 7 de marzo, un 0’19%.


Justo debajo de esta gran pantalla se encuentran un total de ocho ordenadores en los cuales hay una lista con las treinta y cinco empresas españolas con más liquidez y todos sus datos. Hoy los bancos están en bajada y salen en rojo; mala señal. En España los bancos son actores tan importantes que sus pérdidas afectan consecuentemente a nuestro índice bursátil. Pero para saber la demanda, la oferta y sus respectivos precios es necesario analizar las pantallas situadas a mano derecha de la puerta principal. El banco Santander en este caso es el protagonista y también sus números son rojos; pierde un 0’40%.


La actividad de la Bolsa de Barcelona se sitúa en el centro de la primera planta del edificio con dieciséis ordenadores y teléfonos a su derecha con la intención de que los inversores contacten con los brokers. Intención fallida; la mayoría de ellos solo acuden al ordenador para analizar los mercados y de llamar, llaman en casa o desde sus smpartphones. ¿Quién no tiene móvil hoy en día? Aquí sí que existe más oferta que demanda. Hay cinco jubilados (o eso parece) mirando pantallas y hablando del partido de Champions del Barça que juega mañana contra el París Saint-Germain. El de la barba blanca confía en que no habrá remontada pero el señor con traje y gafas de culo de vaso cree que ya está todo visto para sentencia. Queda más glamuroso ir a hablar en la Bolsa que no en el bar de la esquina.


Ni ellos dejan de darle a la sin hueso ni el viento da tregua a los cuatro pelos con gomina que tiene el de Prosegur al salir de la Bolsa. Ya lo predijo Tomàs.


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